Jorgeada: sabor agridulce

Jorge_H
Carreras de montaña
23/05/2015

Contento por un lado, insatisfecho por otro, esa es la sensación que me acompaña desde que ayer por la mañana volví a casa desde Huesca tras la Jorgeada.

La noche del martes empezó cuando quedé con Jordi para acudir a la esquina de la Calle Alfonso con la Plaza del Pilar a las 23:30 donde habíamos quedado con parte del resto del equipo (nos acompañasen o no) para acudir juntos a la salida y hacernos algunas fotos de rigor.

Con un gran ambiente, nos acercamos a la salida donde había en total unos 40 corredores, saludamos a los amigos y fuimos preparando el material para tomar la salida a las 00:00 h (dos horas después de quienes la realizaban andando). La salida fue en pelotón salvo unos pocos valientes que salieron a tope desde el principio, ahí estábamos los 4 andandaehs (Jorge, Jordi, Juan y yo), los Corredores del Ebro, Mariano Navascués de Chino Chano y unos cuantos más que nos mantuvimos bastante unidos como pelotón hasta San Juan donde en el primer avituallamiento se empieza a estirar la cosa, para poco después separarnos Jordi y yo de nuestros compañeros de equipo tirando para delante.

Pasamos Villanueva sin ni darnos cuenta del avituallamiento que allí había y seguimos camino a Zuera, vamos a buen ritmo y muy frescos y en seguida empezamos a ver a los primeros Andarines y alcanzamos al grueso mientras recorremos Las lomas (Vicente y Sandra, que frescos ibais), para dejar a muchos atrás ya cuando entramos en Zuera. Llegamos bastante bien y bastante frescos al pabellón a las 2:44h donde recargamos pilas con plátanos, frutos secos, zumos y demás alimento que había preparado la organización, esperamos a que lleguen Jorge y Juan y repongan, y a las 3:00 emprendemos de nuevo la marcha con un nuevo objetivo: Almudévar.

Un gran tramo de carretera hasta que salimos a un camino para después de un buen rato volver a terreno asfaltado de una antigua carretera, durante los cuales las sensaciones son buenas y vamos los 4 juntos en grupeta charlando tranquilamente mientras seguimos corriendo y avanzando. Conforme vamos avanzando voy recordando lo mal que lo pasé en diversas partes de este tramo el año pasado, cuando la intenté andando, por culpa de las ampollas y me doy cuenta de que estoy mil veces mejor que el año pasado a esas alturas lo cual me anima mucho para continuar.

Alrededor de las 4:40h llegamos al km 42 cumpliendo la distancia maratón en el avituallamiento que había allí, donde estaba Jose María Gallego entre otros, donde nos metimos unas buenas isotónicas y plátanos al cuerpo antes de continuar. Aquí llegamos al tramo que el año pasado supuso un infierno para mi, el tramo hasta el control del túnel de la autopista del km 49 que es donde abandoné el año pasado, donde paramos sobre las 5:25h junto a los Corredores del Ebro a sellar y tomar algo de agua, paso del café que ofrecían por no revolver las tripas, lo cual igual fue un error visto lo que pasó algo más tarde.

Salimos de allí y seguimos rodando bastante bien a un ritmo decente hasta el km 55 (6:15h)cuando noto que me empiezan a pesar algo las piernas y les pido a estos que andemos un poco, pero estos querían seguir para no quedarse fríos porque iban mejor y les digo que no se preocupen que continúen. Echo a andar y voy muy bien a buen ritmo durante unos pocos minutos cuando de repente me noto como me cae encima de golpe todo el cansancio acumulado y me desinflo como un globo por el agotamiento, me noto que no puedo mover las piernas ni siquiera a un ritmo normal, me faltan las fuerzas y aquí comienza mi infierno personal este año: 1 hora y media tambaleándome para recorrer apenas 2 Km hasta llegar al pabellón de Almudévar en los que me abrigué bien porque empecé a tener auténtico frio y vi como empezaban a alcanzarme y adelantarme el resto de corredores y parte de la gente que había salido andando, mientras yo prácticamente me arrastraba hasta el siguiente control.

Para cuando llegué al campo de futbol de Almudévar eran ya las 7:45h y me encontraba fatal, no tuve ganas ni de comer trenza ni panceta (que era lo que había aquí), tan solo de meterme en la caseta y acurrucarme junto al fuego ya que estaba sin poder parar de tiritar porque se me habían quedado heladas las piernas, así que, en cuanto alguien me nombró que iba a salir ya un bus hacia Huesca ni me lo pensé y me subí para al menos ver llegar a mis compañeros y poder volver para Zaragoza junto con Jordi en el coche.

Sensación agridulce porque por un lado no he conseguido cumplir mi reto, pero en el fondo estoy contento porque el año pasado andando me quede en el avituallamiento del km 49 y esta vez corriendo he llegado a Almudévar en el km 57, lo que me dice que para el año que viene no se me escapa.

Ahora toca recuperarse de esta paliza descansando unos días y con un mes por delante sin competiciones hasta el último día (31) en que participaré en la TMT de 50Km, ya que finalmente he decidido no participar en la media maratón de Zaragoza porque no es cuestión de tentar a la suerte con una media por asfalto y sus ritmos tan bestias que tanto castigan el cuerpo, cuanto tengo en poco uno de los objetivos del año.

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