Monte Perdido Xtrem. Tour Glaciar

Juanitos Run
Carreras de montaña
23/05/2015

Primera etapa: Refugio Pineta – Refuge Barroude

Nos levantamos a las 6 de la mañana sin saber exactamente dónde estoy. Veo camas y literas, gente durmiendo y si alguien hubiese intentado convencerme de que estábamos en un campamento yihadista lo único que me hubiese sorprendido es que hacía Luis en un campamento yihadista. Levantarse a esas horas no puede conducir a nada bueno y sorprendentemente al día siguiente incluso nos íbamos a levantar antes. Incluso.

Pues dicho y hecho, tal y como nos habían informado el día anterior en la oficinas del Monte Perdido Xtrem, hoy nuestra etapa comienza con un KV (Kilómetro Vertical) nada más salir de Ronatiza (1.242m). Para los profanos un KV es una mega rampa con un kilómetro de desnivel positivo en muy poco recorrido, unos dos km eran en este caso. Lo más divertido es que comenzábamos la travesía llenos de fuerzas, pero con todas las provisiones para 4 días y bien de cosas “por si acaso”: por si acaso llueve, por si acaso hace frío, por si acaso me pica un mosquito, por si acaso no vuelvo a verte…ya saben, hombre prevenido vale por dos, y Luis y yo con nuestros bultos parecíamos 4. Cierto es que un servidor lleva una mochila de 38 l y un saco sabana ligero, pero en esa cuesta sudaba como si hubiesen encendido los aspersores del Bernabeu. Humedad, piedras y sin tregua hasta llegar La Estiva (2.093). Una vez allí GR-11 rumbo al parking de Petramula que sirve como base pasa ascender a La Munia (3.133m). Nosotros nos dirigimos hacia el final de la pista de las Minas de Parzan, lleno de bocaminas, escombreras de antiguas edificaciones y antiguos teleféricos donde transportaban el mineral.

 

En el collado de Punta Liena (2.605) aparece la que será nuestra gran compañera a estas altitudes (2600m): La niebla. En este punto no hago más que mirar el mapa y la bajada, 1100 m de desnivel negativo en otros 3 o 4 km, bajadón. Un camino difuso, en principio marcado con líneas de blanco y verde, pero que con la niebla en algunos tramos no es muy difícil despistarse. La sirga aérea del teleférico nos orienta rumbo al Hospital de Parzán (1.565m) y a lo que será nuestro siguiente destino, el Circo de Barrosa. Llevamos un ritmo constante pero no muy acelerado, con lo cual el tiempo poco a poco se nos va echando encima y tenemos que preveer que la llegada al Refugio de Barroude (2355) tiene que ser antes de las 18:30. Desde luego a mi uno de las cosas que más me preocupaban es que empezasen a dar las cenas a las 19, en ese momento y después de casi 10 horas caminando se me ponían los pelos como escarpias solo con al posibilidad de perderme unas lentejas calientes. Pero poco a poco vamos ganando metros a nuestro último collado de la jornada: Port de Barroude (2534m). A estas horas de la tarde ya llevamos más de once horas caminando y unos 2000 m de desnivel positivo y cuando llego a lo alto del puerto y diviso el refugio echo a correr hacia él como si fuese mi madre que me viene a buscar al colegio con un sándwich de nocilla. Que gran refugio, muy pequeño en dimensiones, pero me atrevería a decir que uno de los rincones más acogedores de todo el Pirineo. Excelente refugieros y un gran ejemplo de sostenibilidad con el entorno sin necesidad de los “grandes hoteles” que se “fabrican” a este otro lado de la montaña.

 

 

Segunda Jornada: Refuge de Barroude-Refuge des Espuguettes

Efectivamente y como adelantaba con anterioridad el despertador suena a las 5:30, nada más calzarme las chanclas y en manga corta salgo a ver que tal tiempo hace, y cuando en cuestión de segundos se me cala hasta la etiqueta de la camiseta térmica que me hace de  pijama me doy cuenta que no ha sido una idea muy brillante, ay Juanito, así que vuelvo dentro al calor del hogar, nos homenajeamos con el mejor de los desayunos posibles y nos enfundamos en nuestros plásticos impermeables rumbo a la conquista de estas tierras tan verdes y dónde la gente habla tan diferente. Otra de las características de los franceses es que en esta zona no están marcados los caminos con pinturas, ponen indicaciones solamente en los cruces.

 

Pero claro, cuando estas llegando a la Hourquete de Chermentas (2.439m) y no ves indicaciones que marque ningún desvío, hay mil cruces de caminos creados por los únicos seres vivos vistos hasta ahora (vacas y ovejas), todo regado con bien de niebla, unas botas que descojonan vivas cuando dices “goretex”, antiguas y descoloridas marcas rojas y blancas de la HRP (GR11 francesa)… no haces más que levantar la cabeza fuera del mapa preguntándote que tiene la montaña para que estés a las 7 de la mañana “disfrutando” tanto, así que en esto se abre un poco de luz entre dos montañas y con el mapa en mano te convences a ti mismo de que allí esta el paso al más allá, así que después de haber bajado 200 m de desnivel, los volvemos a subir y efectivamente, cuando llegas al collado tienen la delicadeza de decirte que estas en H. de Chermentas en unos paneles amarillos supercuquis, y que nuestra próxima aventura esta a 1h (nota, hay que invertir en un GPS) Así que sin perder tino Luis y un servidor tiramos de nuestras casas de caracol y comenzamos la subida rumbo a la Hourquette de Heas (2608 m).

 

 

El paisaje es increíble: grandes paredes rocosas, pasos estrechos, praderas sin fin, y ni una persona en horas de camino. El paso de Heas se encuentra entre Soum des Salettes y el Pic de Gela, en su base aparece la fecha 1910, tendré que investigar más en este aspecto. Con la roca muy mojada y con el peso que llevamos la verdad es que se nos hace un paso un poco difícil de digerir y nos convencemos que es mejor no mirar los 50 o 60 metros de tortazo limpio que tenemos antes de tocar suelo.Llegados a este punto hay gente que dice que igual dan 50 que 200, hay gente. Con prudencia en pocos metros vuelves al sendero ya en dirección al Cirque de Troumouse. En la Cabaña de Agilous podemos secarnos un poco y comer algo, llevamos 5 horas caminando bajo la lluvia y ya mis pies chapotean dentro de la bota que es un gustazo. Conforme descendemos el tiempo mejora e incluso se ve el sol, pero aún así llegamos a la Cabaña del L´Aguila un poco desmoralizados y decidimos seguir bajando hacia la carretera y saltarnos el trozo del Circo de Troumouse, quizás en previsión de mal tiempo hubiese sido más acertado intentar reservar en el Ref de Le Maillet y de ahí seguir hacia Sarradets al día siguiente, pero al ir ya con los refugios pagados y reservados no tenemos margen de maniobra, nos esperan a cenar en Refuge de Spuguettes sí o sí. Llegamos al asfalto, empezamos a ver personas por primera vez en todo el día, sale el sol lo que nos permite ponernos de corto y sonreír  al ver que mis botas se secan y desprenden un gran vaho como si fuesen dos maquinas de vapor cogiendo inercia. Ya en el Lac des Gloriettes (1668m) nos fijamos en otra hourquette (nota 2: hourque creo que es tenedor, no sé si guarda relación), Hourquette d´Alans (2.4030m), desde dónde divisamos el Cirque d´Estaubé, a la derecha deberíamos ver los Astazu, pero la niebla lo cubre todo, no obstante podemos de todo el fondo del valle e incluso a veces asoma la Brèche de Tuquerouye (Tucarroya). Ya en la zona de Alans las vistas son inmejorables, aprovechamos que hoy vamos un poco mejor de tiempo para hacer fotos, picar algo de comida y bromear con la cena que nos espera hoy.

 

 

Tercera Etapa. Refugio de Espuguettes – Torla

Vuelve a sonar el despertador bien temprano. Yo he dormido debajo de un ventanuco donde la luna brilla y no es verdad angel de amor que hiciese calor, brrr!!. Al salir del refugio esta todo todavía bastante gris. Vale que a esas horas Lorenzo todavía esta medio aletargado, pero sus rayos empiezan a iluminar las Cumbres del Vignemale (3.289 m), pero hacia el circo de Gavarnie la niebla esta atrapada dentro del Taillon (3144m) y sus vecinas cumbres, así que decidimos tomar una variante y bajar hacia el pueblo de Gavarnie (1365 m) y subir por el puerto de Bujaruelo, menos atractivo pero más seguro que atravesar con la roca húmeda la zona de las escaleras de Gavarnie, no debe ser un paso complejo, pero las vistas ese día por esa zona debían ser más bien blancas gracias a las nubes bajas. En la bajada disfrutamos del circo de Gavarnie y de su gran cascada, un paraje incomparable que por un momento te hace sentir un pequeño hobbit transportando el anillaco rumbo a Mordor, pero conforme vamos llegando al final del Puerto de Bujaruelo (2270m) se van todas las nubes y nos hace disfrutar todavía más del entorno de Gavarnie.

 

 

Una pena no estar cerca de Sarradets justo en este instante que se despeja, pero bueno, es un rincón ya bien conocido y muy recomendable para almas inquietas.

Y en un abrir de ojos ya estamos en España, hasta a Luis le cambia la cara. El sol pega con más rabia, los caminos están señalizados, quizás en demasía, y a nuestros maltrechos móviles empiezan a llegar mensajes. Con un ritmo bastante aletargado debido al cansancio del día anterior, los metros acumulados no dejan de aumentar. A mitad camino antes de llegar al Mesón de Bujaruelo (1338 m) tenemos una gran sorpresa, ha subido a buscarnos mi amiga Eva. Por un momento me sentía Joe Simpson en “Tocando el vacío” cuando por fin lo localizan. No por lo que había pasado, si no por lo que iba a pasar, no dejaba de darle vueltas a la ruta que nos quedaba al día siguiente y Eva era una pieza clave para evitar que fuese una tortura. El cansancio acumulado ya era notable y Eva iba a ser un soplo de aire fresco. Y el gran baño en el Río Ara a la altura del Mesón reanimaba a un muerto. 

 

Cuarta Etapa. Torla (Lucien Briet) – Refugio Pineta

La noche en Torla fue en un sitio superacogedor y altamente recomendable (Lucien Briet), gran cena y gran desayuno que nos dejaron preparado en una cocina libre a las 5:30 de la mañana para salir lo antes posible rumbo a Ordesa.

 

 

Decidimos dejar gran parte del peso en el coche de Eva para terminar la travesía lo más ligeros posible, nos queda un largo día de caminata y unas 3 horas de coche antes de llegar a Zaragoza. 

 

Al madrugar tanto nos enfrentamos al gran valle de Ordesa sin cruzarnos apenas con 3 o 4 personas, todo un lujo. Dentro de unas horas ese valle se convierte en una especie de parque temático con centenares de personas por todos lados preguntándote “si falta mucho” . Nunca olvidaré aquella vez que subí el Perdido con Juan “el murciano” y desde las Clavijas de Soaso hasta el parking no parábamos de escuchar esa pregunta “Oiga, falta mucho” “Cuanto queda” “Es fiable el carbono 14”… no claro, eso último no lo preguntaban, pero era igual de absurdo.

 

Pues nada oye, que cuando nos queremos dar cuenta y dejamos de babear ante semejante valle nos encontramos en Refugio de Góriz (2.200m).

 

 

Aquí Eva decide regresar a Torla como estaba más o menos previsto y nosotros sin perder mucho tiempo ponemos rumbo a Pineta todavía sin decidir si por Fuenblanca o por la Faja de las Olas. Conforme nos vamos acercando a la bifurcación de los dos caminos, Collado de Arrablo (2343m) no tiramos hacia Fuenblanca.

 

Error. Yo ya había ido por la Faja de las Olas y siendo un camino espectacular y a veces un poco aéreo me inclinaba más por Fuenblanca (1660 m). Al final, más de 700 m desnivel positivo de regalo y encima con una bajada a Fuenblanca  por el Barranco de Arrablo con un par de pasos más que expuestos, primero por un tramo de “escaleras” un poco feote y abrupto y después un paso paralelo al cañon bordeando una cascada que una vez abajo es uno de esos sitios a los que esperas no volver, pero a lo hecho pecho, así que comenzamos la subida a nuestro último collado de la semana, Collado de Añisclo (2.440 m), subida fácil al chino chana al que estamos acostumbrado estos días, una vez arriba las vistas del Valle de Pineta son espectaculares, y al que ha estado ahí sabe que no se puede explicar con palabras el descenso al Refugio de Pineta (1240m), vertiginoso es poco, es de esos caminos tan duros y tan largos que te da tiempo a pasar por todas las fases de alegría, hastío, rabia, emoción…y además varias veces.

Cada vez que me giro y miro a Luis veo que tiene unas ganas horribles de llegar al coche. Se hace pesado y largo, y menos mal que apenas llevamos peso. Tenemos que echar el culo más de una vez al suelo para destrepar grandes rocas y a esas horas de la tarde todo cuesta. Nos encontramos con varios ingleses solos o por parejas realizando la GR11, me imagino que más de uno intentará vivaquear por la subida, no son horas de comenzar una actividad de este tipo. Pero poco a poco nos vamos acercando al río Cinca y a nuestro coche que nos espera desde hace 3 noches en soledad en el parking del refugio. Ya solo nos queda recoger nuestras camisetas de finisher y comenzar un retorno a Zaragoza a las 21 de la noche, casi nada.

 

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