TMT50 2012

Jordi
Carreras de montaña
23/05/2015

Vaya por delante que ha sido mi primer DNF (Did Not Finish). Estaba preparado para una carrera larga y al sol, pero no para lo que me encontré. En el km 22 decidí que iba a parar en el 28, que coincidía con el tercer avituallamiento tentadoramente situado a 800 metros de la salida/meta.
Llevaba dos semanas saliendo a correr al mediodía con temperaturas de entre 29 y 32 grados, lo que se puede considerar calor cuando las semanas anteriores estábamos a unos 23. Había acumulado kilómetros, algo de desnivel, y en teoría, mi cuerpo se había empezado a adaptar al horario de verano. Al sol.
Tras los nervios de última hora sobre que cosas debía llevar para este tipo de carreras me planté en La Puebla de Alfindén a las 12 del mediodía, recogí el dorsal y la bolsa del corredor, y me cambié. Mochila para llevar geles y barritas energéticas, el teléfono, 2 bidones (uno para bebida isotónica y otro para agua) y alguna cosilla más. Gorra, gafas, crema solar por un tubo... bien preparado. Se acercaba la hora. Nervios, saludos, encuentros, control de material y a la una... salimos. Iba con Pablo y con Lorenzo, conocidos del grupo Andandaeh.

Empezamos a correr a un ritmo conservador sabiendo lo que nos esperaba. Los primeros kilómetros fueron duros, mucho sol, mucho Sol, mucho más de lo esperado. Pablo se descolgó pronto y seguimos Lorenzo y yo. En el km 7 el agua que llevaba en el bidón estaba para hacer infusiones. Me la echaba por encima y era como una ducha de agua caliente. Llegamos al 10 bastante tocados, y allí nos esperaba una botella de litro y medio de agua fresca. Comí, repuse agua en los bidones, bebí (creo que demasiado) y me refresqué con la que quedaba. Seguimos corriendo. La cosa iba mucho mejor después de beber y refrescarme, pero aparecieron las primeras molestias en forma de flato, tanto a Lorenzo como a mi. En el km 15 empecé a notar nauseas y el pulso acelerado. Mi corazón iba bastante más rápido de lo normal, y eso que el ritmo era muy lento. El pulso ya no me bajaría ni andando. El calor era sofocante. Andando y corriendo llegamos al kilómetro 19, segundo avituallamiento. Paramos cinco minutos, bebimos, comimos, nos refrescamos... y emprendimos la marcha de nuevo. A los dos kilómetros volvía a tener el ritmo cardíaco disparado. Andando bajaba un poco, pero enseguida volvía a subir. Le comenté a Lorenzo que seguramente abandonaría en el tercer avituallamiento, aprovechando que estaba al lado del pueblo. No tenía ganas de correr. No me apetecía. Él siguió su camino y yo me quedé atrás. En el km 23 lo decidí del todo. Iba a ser mi primer DNF. Hay días en que el cuerpo no puede y la cabeza sí, y entonces sacas fuerzas de donde sea. Y hay días en que el cuerpo no puede y la cabeza tampoco quiere. Ese día no me apetecía correr. No quería estar allí, y punto. Llamé a Ana y le dije que lo iba a dejar. Que estaba bien, pero no seguiría. Ante la perspectiva de pegarme 4 horas más, medio corriendo, medio andando, con mal cuerpo, y pese a que se estaba levantando brisa y probablemente iba a haber tormenta... pensé que lo más sensato sería dejarlo. Y así fue: llegué al kilómetro 28 después de 3h45, bebí y dije que abandonaba. Tomaron nota y me dijeron que habían pasado 53 personas antes de mi (de los 100 que salimos), y que había abandonado mucha gente. Me dirigí a la meta andando (1km). Durante este kilómetro me sentí bien. Creo que tomé la decisión acertada. Llegué muy entero dentro de lo que cabe, y me encontré a Pablo quien había abandonado antes. Coincidí con Fran y más gente de Andandaeh que iban a correr la de 23km. Nos saludamos, les conté el infierno que era aquello y les animé en la salida. Ducha, a casa y me subí al Pirineo. "A la fresca"

He leído que alcanzamos los 43 grados, que abandonaron 37 personas, he leído crónicas de gente que vomitó varias veces pero terminó, gente que terminó en nueve horas y media... fue dura. Muy dura. Claramente mi cuerpo no estaba preparado para tanto calor y lo mostró en forma de pulsaciones altas. No es agradable andar o correr con esas pulsaciones y más con una perspectiva de 3 o 4 horas por delante y sin ganas.
La decisión no fue nada difícil. No fue traumática. No se debió a que de estar tan jodido decidiera retirarme. Simplemente había salido para disfrutar de una sensación nueva, y no estaba disfrutando nada.
De forma natural, decidí poner fin. No había salido mentalizado para acabar como fuera, ni me había planteado que hacer si me sentía mal. Me pilló por sorpresa, y por eso lo deje. Porque no disfrutaba nada y tampoco tenía como objetivo acabar a cualquier precio.

En cuanto a la organización, un 10 para Alfonso y el resto. Gracias a todos los voluntarios. Enhorabuena por haber conseguido organizar una carrera que tengo claro que será un referente en el mundo de las "Desérticas", y además, ¡al lado de casa!
Ahora, a olvidarme de los calores extremos y a preparar el siguiente objetivo: las dos caras del Aneto, el 28 de Julio. 

Aquí dejo algunas fotos de la jornada

Antes de la salida
Con Pablo y Lorenzo, antes de la salida
Con Alfonso (Almasy) y Bea, organizadores
Todos a la sombra minutos antes de la una
a punto de subir una cuesta
 
uff...
Lorenzo reponiendo agua
reorganizándome en el segundo avituallamiento
Y en este punto, decidí que iba a retirarme


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