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18/06/2015
Estella - Torres del Río (29km)
A las 7 nos despiertan para que nos pongamos en marcha. A estas alturas solo quedamos 2 ciclistas alemanes, una mujer bulgara que se retiraba y yo. Como cada mañana, me voy a desayunar y a leer mi ya intimo Diario de Navarra.
Cruzo Estella andando y al poco tiempo de empezar a correr, lo que estaba esperando todo el viaje ¡La fuente del Vino! Una pequeña alegría en el camino cortesía de las Bodegas Irache. Me tomo un pequeño sorbo que me sabe a gloria, no me quiero ni imaginar que hubiera pasado si la fuente hubiera estado al final de la etapa.
Esta etapa tiene poco desnivel, con los pros y contras que eso conlleva:
- PROS: No hay cuestas donde sufrir.
- CONTRAS: Es mucho más monótono y aburrido.
Van pasando los kilómetros y el calor empieza a acuciar. Esta vez la distancia entre los pueblos es más grande y el paisaje no es tan bonito. En el ecuador del camino noto una amago de pinchazo en el gemelo que me hace saltar las alarmas. Decido andar y en ese momento coincido con los colegas de Cuenca. Después de acompañarles un rato emprendo otra vez mi particular cruzada y satisfactoriamente no noto nada en el gemelo. Llego a Los Arcos un poco desfondado. Repongo fuerzas a base de aquarius y cruzo el pueblo andando tranquilamente.
Se que solo me quedan 6/8 kilómetros pero se me hacen muy duros. El cansancio acumulado durante estos 3 días, el mal descanso y el calor están pasando factura. Pero no hay nada que una buena conversación no ayude, llego a Torres del Río junto a un compañero de Vizcaya hablando de si son mejor las Mizuno o las Sportiva e intentándome convencer para que me apunte a carreras de montaña del País Vasco.
La soledad del peregrino
La soledad del peregrino
Me instalo en el Albergue Casa Mariela, un sitio muy acogedor, con un dueño muy agradable, con tienda incluida pero con el inconveniente de que no se puede usar la cocina. Mi economía está ya en mínimos, tengo que subsistir hasta Logroño así que opto por hacerme un bocadillo de jamón en vez de acudir al restaurante.
En este albergue coincido con una persona muy importante en el camino, Anne, paso parte de la tarde con ella y me transmite muy buenas vibraciones con su experiencias vividas. Su vitalidad y positivismo hacen que esta aventura se torne aún más mágica. La otra parte de la tarde la paso con los compañeros de Cuenca y las gentes del lugar, los cuales nos enseñan sus experiencias en el mundo de los viñedos y el pacharán.
Es el tercer día y todo está pasando muy rápido. Solo pensar que mañana ya tengo que volver a casa me hace sentir tristeza. Sin lugar a dudas todo aquel que dice que el Camino de Santiago engancha, no le falta nada de razón.
Sansol
Sansol