Tras pasar unos días desde el domingo y poder mirar en perspectiva todo lo que experimente el pasado domingo en el Maratón de Zaragoza, por fin he conseguido ordenar un poco mi cabeza y reunir ganas para escribir, ya que no fue para nada como esperaba aunque no acabara con un mal tiempo.
Primero vamos a ponernos en situación: llegaba al Maratón tras una temporada pre-veraniega en la que me hallaba en un buenísimo estado de forma, llegando a bajar en mayo mi marca personal en media maratón a 1:24:12 (3?58 min/km de media) y realizando con un buenísimo sabor de boca tanto la Jorgeada (77 Km) como el Gran Trail Sobrarbe (67 Km 3900 D+), a la que siguió un mes de julio bien entrenado y un mes de agosto con 20 días vacaciones en el pueblo, que supuso una bajada considerable en el ritmo de entrenamientos (y considerable aumento de las fiestas de los pueblos, todo hay que decirlo), pero que creía haber compensado con un final de mes y un septiembre bien planificados en cuanto a entrenamientos.
Y qué equivocado estaba.
Vayamos por fin al día de la propia carrera: a las 7:30 de la mañana llego al pabellón de Tenerías donde había quedado con todos mis compañeros de equipo del club Andandaeh para dejar las mochilas en el guardarropa, echar las fotos de rigor e ir acercándonos juntos calentando hacia la salida en la plaza del pilar.
En la salida entro en el primer cajón de salida justo después del de élite (mi objetivo era correr los 42.195 m en menos de 3 horas ) y veo justo delante mío a Borja de los Correcaminos de Alfindén, con quien hablo y decido que le seguiré en la salida. Nos da Mariano Navascués la salida y me junto con Borja intentando seguirle el ritmo pero le dejo al cabo de 3 o 4 kms porque va muy fuerte, yo prefiero quedarme algo más atrás y mantener más o menos un ritmo medio de unos 4:10 min/km continuando por delante de la liebre de 3 horas (Juan Romero de Running) pero sin tampoco perderla demasiado de vista, para asegurarme de no acelerarme demasiado.
Continúo así durante mucho rato, con buenísimas sensaciones y aguantando el ritmo bastante alegremente cuando paso por la marca de Medio Maratón en 1 h 29 min en Paseo Cuellar y continuo muy alegremente escapado hacia la zona de San José y Las fuentes, donde veo a mis padres que me esperaban en Miguel Servet (km 25), les saludo con una sonrisa y continúo hasta que en el km decido ajustar un poco el ritmo en el puente del tercer cinturón por miedo a pasarme y me dejo alcanzar por el grupo de la liebre de 3 horas que veo que va algo acelerado sobre el tiempo y me sitúo justo detrás de él.
Y unos pocos kilómetros después comienza la pesadilla, en el Km 33 en el barrio del Arrabal, justamente cuando pasábamos de vuelta ya por la calle Bielsa a la altura del portal donde antes vivía mi hermano me da un calambre enorme en la pierna derecha que me pone el gemelo al rojo vivo y que me hace frenarme en seco ya que el dolor era horrible, me pongo a andar unos metros e intento trotar en cuanto se me pasa un poco pero al cabo de unos metros me da otro calambre esta vez en la pierna izquierda que también me deja clavado en el sitio. En esta situación, pues cambie el chip, me olvide ya de todas las aspiraciones de marca y decidí tener paciencia y despacito y con buena letra ir avanzando hasta la meta, lo cual se tradujo en alrededor de una hora para esos menos de 9 km que quedaban entre andar y correr y mucho reflex cada vez que me cruzaba con alguno de los patinadores de la organización, aunque poco a poco fui pudiendo correr mas rato, los calambres se repetían de vez en cuando, sobretodo recuerdo uno muy fuerte a la altura de la Sala Lopez (a esas alturas creo que ya me había adelantado mi compañero Tricas, que se marcó un buenísimo 3:12 y que parece que no tiene fin en su progresión) porque justo estaba sonando Manowar por unos altavoces de la organización y me dio en pleno momento de hacer el tonto con la música, por idiota jajaja.
Y así, chino chano y sufriendo como nunca he sufrido en un maratón, salí de Echegaray y caballero y pude empezar a sentir algo mas vivas de nuevo las piernas y pude más o menos correr los últimos 2 kilómetros a meta, los mejores y más animados de toda la carrera, para entrar a meta en 3 horas y 21 minutos, con una emocionante bienvenida de la mano de ese máquina que es Mariano Navascués (Podéis verlo aquí: https://www.corriendovoy.com/atletismo/143149/maraton-zaragoza-2015 ).
Tras todo esto me queda una sensación agridulce, ya que ha sido mucho lo que he entrenado este para intentar bajar de 3 horas en maratón, aunque soy consciente de que lo disfrutado en el verano ha sido un obstáculo muy grande de salvar y que puedo llegar en mucha mejor forma a Málaga para volver a intentarlo dentro de 2 meses.
Con Tricas mientras nos refrescabamos los pies en las piscinas de Fisio Zaragoza tras llegar a meta.
Por lo demás ahora toca entrenar y darlo todo en las citas que hay antes de Málaga, que serán fijas Behobia San Sebastián y Vía Verde del Tarazonica más alguna 10 K que haya por el camino, ya sea la Marca o la de ArcoSur.