Jorgeada 2014

Jordi
Carreras de montaña
23/05/2015

Vaya por delante que los días previos a esta marcha no fueron ni de lejos como la primera vez que la corrí, hace dos años. Entonces iba a ser mi primera vez. Esta vez, era otro rollo.

De hecho, cuatro horas antes de la salida me encontraba en casa de un amigo asistiendo a una presentación de la thermomix. Y todavía no me había preparado nada. Esta vez no había extendido sobre la cama todo lo que iba a utilizar a lo largo de las 8-9 horas previstas. Esta vez no tenía los típicos nervios previos. Esta vez, corría porque se habían apuntado tres compañeros del club, y me apetecía correr con ellos. Últimamente los de Andandaeh se apuntan a muchas carreras en grupo, y yo voy a pocas por no decir a ninguna. Esta vez lo podía compaginar.

A las nueve de la noche llegué a casa, preparé la bolsa que iba a dejar a la organización para que la llevara a Huesca (lo necesario para ducharme y cambiarme) y cené algo de pasta. Sobre las diez llené la mochila que iba a llevar durante la carrera con todo lo necesario: minibotiquín, frontal y pilas de repuesto, chubasquero-cortavientos, ropa de abrigo, guantes, otro par de calcetines, barritas energéticas, geles, sales, bidones de agua… Todo no creo que pesara más de dos kilos. Me vestí, y Ana me acercó a la Plaza del Pilar en coche. Por el camino recogimos a Jorge, con quien iba a compartir las siguientes horas.
Llegamos a la plaza a las 23:30. Habíamos quedado con Gorka y con Juan. También estaban en la plaza Tony, Fran, Quique, Patri… Habían venido a despedirnos y a darnos ánimos. Y a darnos la bandera del club, para conquistar Huesca. ¡Como si fuéramos a la guerra!
Esta vez la plaza estaba mucho más animada que hace dos años. Corríamos unos 40 marcianos (así denomina Ana a los que hacemos estas cosas). Fotos, saludos y risas con el resto de corredores.

23:59:58, 23:59:59…. ¡Go!

La Jorgeada la corríamos tres Jorges y un Juan. Concretamente, un Jorge, un Gorka, un Jordi y un Juan. “4 jotas”. Sin entrar mucho en detalles...
Los primeros 15-20 kilómetros fuimos más o menos en grupo. A un ritmo tranquilo, conversando, riendo… A partir de ese punto Jorge y yo nos adelantamos ligeramente y seguimos solos. Llegamos al kilómetro 27, avituallamiento del polideportivo de Zuera a las 2:45. ¡Buen ritmo! Allí comimos algo, bebimos y cuando estábamos apunto de irnos entraron Gorka y Juan. Les esperamos para salir juntos.

El siguiente fue el tramo más pesado. Correr por caminos con piedras, por asfalto, de noche y a esas horas… pues se hace pesado. Fueron 25 kilómetros más silenciosos que los primeros. Hablábamos, pero menos. Íbamos adelantando a los andarines – los que hacen la Jorgeada andando – y saludando educadamente a cada uno de ellos. Algunos simplemente respondían al saludo. Otros nos animaban. Pero se notaba que cuanto más avanzaba la noche, menos efusivos éramos todos.
A tres kilómetros de Almudevar, aproximadamente en el km. 55, a Jorge le dio una pájara de las que no te dejan correr. Estuvimos andando un rato para ver si se le pasaba, pero no fue así. Dijo que no podía seguir corriendo. Que iba a seguir andando. Como estaba bien y podía llegar andando hasta Almudevar, a dos kilómetros, seguimos nuestra marcha. (Jorge, te juro que me pasé mucho rato pensando si habíamos hecho bien dejándote allí. Cuando te vi en Huesca al llegar, respiré tranquilo)

En Almudevar, ya sin la luz del frontal, nos tomamos un bocadillo de panceta recién hecha a la brasa y seguimos. Ya sólo quedaban 17 kilómetros. Enseguida vimos que llevábamos ritmos distintos. Es lógico que después de 57 kilómetros cada uno llegue con distintas fuerzas. Esos 17 Km los hice del tirón, y disfrutando. La primera parte de este tramo era pista. La segunda, campo a través. La tercera, asfalto hasta la meta. Tardé unas dos horas en completar estos 17 km. Iba solo y estaba cansado, pero las piernas me respondían a la perfección. Me di cuenta que corría hacia la meta como lo hice en la ultra de Guara. Después de tantas horas, todavía me quedaba energía para correr y correr. Y es lo que hice: correr y correr hasta la meta.

Llegué a las 9:03. Me estaba esparando… ¡Jorge! Había llegado a Almudevar y había decidido abandonar, coger el autobús hasta Huesca y evitarse el último tramo. Sabia decisión.


Ana estaba a punto de llegar y teníamos que volver pronto a Zaragoza. Ducha rápida y cuando nos íbamos a ir, apareció Gorka. Tiempazo para ser su primera ultra. ¡Vaya crack! Abrazos, más fotos y regreso a Zaragoza (a Juan no llegué a verle, pero me consta que llegó perfectamente. Juanillo, es así, ¿no?)

Fue una buena forma de empezar el día de mi santo. A las 10:30 ya estaba ejerciendo de padre en Zaragoza, llevando a mi hijo al partido de fútbol de los sábados. Es lo que tiene compaginar estas locuras con la vida familiar :-)



con la bandera y el Pilar de fondo


últimos preparativos



las 4 j's



saludando a los Corredores del Ebro. ¡Grandes!



foto de grupo



je, je, je... ¿nervios?



avituallamiento en Zuera
 



en Huesca a la llegada



con la bandera



con la bandera, Jorge y Jorge
 

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