Jorgeada 2015, este año si!

Jorge_H
Carreras de montaña
23/05/2015

Después de casi un año sin escribir por aquí (vergüenza torera la mía, pues el blog tenía bastante movimiento), regreso para compartir con vosotros la satisfacción y la alegría de haber podido por fin completar el único reto que tenía atravesado y que eran los 75 km que separan Zaragoza de Huesca en la Jorgeada, en la cuál había tenido que retirarme en las 2 ediciones previas.

En todo este tiempo que he estado sin escribir por aquí he de reconocer que he entrenado a conciencia y he mejorado mucho mi forma física de cara a los objetivos que tuve en la segunda mitad del año pasado y a los nuevos objetivos de este (si alguno quiere saber más que vaya a la sección de Marcas), metiéndome más caña en cuanto a tiempos, distancias y empezando a dar más cancha a la bici de montaña (incluso debuté en Duatlón el pasado mes de febrero).

Aún con todo esto, los últimos días previos a la Jorgeada estaba realmente nervioso, objetivamente creo que he hecho otras carreras más duras (el Maratón CIMA del pasado mes me pareció infinitamente más duro), pero esta carrera había sido un auténtico infierno para mi estos años pasados, lo cuál no hacia más que aumentar mi respeto por la misma. Así que el día 22, a las 23 h. llegué a la Plaza del Pilar dispuesto a meterme en harina y al poco rato empezó a llegar la gente ya que teníamos la salida a las 00 h; comienzan a aparecer las primeras caras conocidas y los saludos y fotos de rigor con todos los amigos habituales en todas estas locuras (¡y hasta reencuentros después de muchos años como con Aaron!), mientras recogemos acreditaciones y revisamos material.

A las 12 nos dan la salida y salimos bastante agrupados, salvo la bestia parda de Chema Belio que salió a fuego (no se que tiempo haría este año pero siempre suele bajar de las 7 horas). En la grupeta principal íbamos mi compañero Jorge Tricas, yo, los Corredores de Ebro (grandes ellos!), Juan de Running (que se le veía algo fuera de lugar, hasta que en la salida de Zaragoza decidió ponerse a su ritmo y acelerar) y alguno más a un ritmo suave pero continuo que mantendríamos hasta llegar a Zuera mientras atravesábamos San Juan (¡qué buenos estaban los bizcochos que nos dieron!) y Villanueva de Gallego.

Una vez en Zuera, avituallamos bien (cayeron bocadillos de jamón, zumos, plátanos, bollería variada… jaja) y continuamos la marcha donde vamos viéndonos más cómodos yendo más ligeros tanto Jorge como Patxi de los Corredores del Ebro, como yo, así que al cabo de unos kilómetros decidimos separarnos del grupo e ir tirando más para delante con un ritmo más ligero, las sensaciones son muy buenas y la noche se me esta pasando muy rápida y a gusto. Al amanecer llegamos a mi eterno punto de la Jorgeada : Almudevar, lugar donde siempre había abandonado hasta la fecha, llegando esta vez sorprendentemente bien y bastante fresco y libre de molestias. Allí nos comemos un bocadillo de Panceta, algo de Trenza y decidimos reanudar la marcha justo cuando aparecen el resto del grupo original a los que dejamos atrás de nuevo, disfrutando de sus bocadillos.

A partir de aquí empieza para mi lo mejor, más bonito y emotivo del viaje, la parte que nunca había visto y en la cual me embargaba una emoción y una energía que no había sentido nunca, lo estaba logrando y lo estaba logrando sin estar cansado ni tocado muscularmente de nada, y además disfrutando de un bonito paisaje verde, primero con los caminos del principio y después con la subida al cerro hasta llegar a Walqa.

Al pasar el cerro y enfilar el ultimo tramo hacia Walqa, jorge empieza a acusar los kilómetros y se va quedando atrás, tiene que aminorar la marcha pero se encuentra bien así que Patxi y yo continuamos a nuestro ritmo para finalmente entrar en Huesca, subir a la ermita de San Jorge y llegar a la meta en el Pabellón Municipal de Deportes de Huesca en el puesto 27 con un tiempo de 9 horas 45 minutos y el mayor subidón de mi vida, que se traduce en que nada mas llegar fui directo a tomarme una buena cerveza antes si quiera de quitarme la mochila jaja.

En definitiva, una nueva experiencia en la que me he sentido exactamente igual que al acabar mi primer maratón en Barcelona el año pasado, cambiándome el chip en muchos aspectos haciéndome perder el miedo (que no el respeto) a una nueva distancia y dándome cuenta de que con cabeza, constancia, disciplina y preparación no hay nada imposible.

Un abrazo para todos los que compartimos esos kilómetros tan especiales y para todos aquellos que mandaron su apoyo!

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