La Senda de Camille es una travesía circular de montaña de 6/7 etapas que recorre el Pirineo Aragonés y Francés durante 104 kilómetros. Está pensada para que acabes cada etapa en un refugio, duermas y al día siguiente continúes la marcha. En nuestro caso, al querer hacerla corriendo, la queríamos hacer en 3 etapas saliendo desde Lizara. A continuación os contaré mi experiencia a lo largo de cada etapa.
Lizara - Somport Llegamos al refugio a las 9:30 de la mañana. Después de darnos el mapa, la cartilla de sellado, un saco de dormir y unas pequeñas indicaciones, emprendemos el camino. La temperatura era buena pero debido a la altura en la que nos encontrábamos, las nubes estaban muy bajas y la humedad era alta. La senda está marcada con señales de color verde y amarillo pero no son muy abundantes así que estar muy atentos para no desviarse. Esta primera etapa es complicada, no se puede correr demasiado debido a su terreno abrupto y en constante subida hasta llegar al Ibón de Estanés. A partir de aquí tienes la posibilidad de empezar a darle movimiento a tus ya ansiosas piernas hasta que llegas a la zona de bosque y tienes que volver a parar.
Después de caminar a la sombra por el espectacular Bosque de las Hayas, sales a unos grandes claros donde empiezas a divisar las infraestructuras de la estación de esquí de Candanchú. Esta zona también es cómoda para correr hasta que llegas al final de la etapa: el Puerto de Somport. Como curiosidad, parte del final del trayecto coincidía con la controvertida Ultra Canfranc-Canfranc que se celebraba al día siguiente.
Distancia: 17,4 km
Tiempo: 4 horas
Desnivel acumulado: 2050 metros
Somport - AlertEn la segunda etapa enseguida nos introducimos en suelo francés. Aquí ya no están las marcas propias de la senda. Tienes que guiarte con las marcas del GR-11 y después con las francesas de HRP (Alta ruta pirenaica) siguiendo la ruta que te marca el mapa. Nosotros llevábamos el track en el reloj por lo que en ese aspecto estábamos bastante tranquilos. Enseguida te introduces en el Bosque de Sansanet, con el aliciente que los caminos están muy bien marcados y se puede correr bastante. El trayecto también es en constante subida hasta que llegas al desvío del Ibón de Estanés. Nosotros debemos seguir por la otra dirección hacia el Bosque de Espelunguère. Una vez que dejas las arboledas, te introduces en grandes zonas abiertas con poca vegetación. Se empiezan a ver cabañas muy aisladas que sirven como punto de referencia. Una vez que llegas a la cabaña de Pegnot empiezas a subir a zonas bastantes altas. Aquí la vegetación es casi nula y reina el terreno arcilloso. Llegados a este punto, hay que estar muy atentos porque las señales son escasas. Lo digo con razón de causa ya que nos quedamos sin batería en el reloj y nos sentimos un poco perdidos sin el track. Como curiosidad, cuando nos encontramos aislados sin ninguna referencia, en mitad de la nada, vimos una mujer y empezamos a correr tras ella como si no existiera un mañana. ¡Hacia tiempo que no iba detrás de una chica de esta manera!. Fue nuestra salvadora, nos indicó como llegar de forma rápida hasta nuestra meta.
Distancia: 18,9 km Tiempo: 4 horas Desnivel acumulado: 1930 metros
Refugio de Arlet: Muy acogedor. Nos dieron una copiosa cena a base de sopa, ensalada, guiso de vaca y postre. Zona de dormitorio muy amplia y con mantas. La pega es que los baños están en el exterior y.....¡NO DISPONEN DE DUCHAS!
Ibón de ArletArlet - Lescun
¡EMPIEZA LA EPOPEYA!
Antes de nada, decir que ha sido la experiencia deportiva más dura de mi vida por lo que técnicamente de la etapa no voy a poder contar mucho. Todo empezó la noche anterior, mientras dormíamos empezó a sonar un viento que retumbaba en las paredes para luego seguir con lluvia y truenos. Nos levantamos a las 6 pero debido al temporal no pudimos salir hasta las 8 cuando la tormenta amainó. El refugio de Arlet es el único de la senda que no se puede llegar con coche por lo que estábamos aislados. Los primeros kilómetros fuimos bien sobre un terreno bastante asequible hasta que derrepente nos vimos en mitad de una gran tormenta. Era como estar en el ojo del huracán, no veíamos más allá de 5 metros y el agua caía con bastante furia. Empezamos a aligerar el paso entre rayos que parecía que caían a nuestro lado. En camino se había convertido en un río donde el agua ya nos llegaba por los tobillos.
Cuando creíamos que no podía ir peor la cosa ¡Empezó a granizar! Caía con tal velocidad que me provocó moratones en el cuerpo. Estábamos en mitad de la nada pero lo único que podíamos era avanzar confiando en que acabara pronto. Empezamos a rodear el Col de la Burcq con el terreno muy inestable, no paraba de resbalarme y a la derecha teníamos un desfiladero (Nos encontrábamos a 2000 metros de altitud). Después de mucho nerviosismo y tensión conseguimos llegar a un claro y emulando las películas de piratas divisamos ¡Tierra a la vista! En nuestro caso era la Cabaña de Bonaris. Para acabar de redondear la aventura, dicha cabaña estaba custodiada por un gran Mastín que se puso a seguirnos y ladrar pero era tal nuestra desesperación que hicimos caso omiso de las advertencias sobre la forma de actuar ante estos perros y fuimos directos a resguardarnos en la cabaña.
Como era de esperar, no estaba el pastor pero por suerte, había un pequeño porche con ropa de abrigo que nos pusimos enseguida para poder entrar en calor. Después de 2 horas esperando que dejara de llover, aparecieron una pareja de franceses con los que habíamos coincidido en el refugio anterior. Cuando por fin salió el sol, emprendimos la última parte de la etapa que después de lo vivido, me pareció fantástica pese a que nos volvió a llover.
Al llegar al final (En el Camping de Lauzart, Lescun) nos recibió....NADIE. El camping estaba vacío, no podíamos llamar a nadie porque estábamos en zona francesa sin cobertura alguna. Por lo menos pudimos ducharnos y ponernos ropa "medio seca" después de llevar empapados 6 horas. Al cabo de un par de horas de espera, con los nervios a flor de piel, seguía sin aparecer ningún empleado. Decidimos ir al pueblo en busca de ayuda.
Cabaña de Bonaris¡Y por fin nos sonrió la suerte! Al llegar a Lescun nos topamos con una familia española a la que pedimos información de como ir a Canfranc. Después de contarles nuestra aventura no dudaron ni un segundo en llevarnos ellos mismos hasta ahí y eso que eran 5, así que los 7 bien apretaditos en el coche, llegamos a suelo español. Una vez allí ya pudimos llamar a un taxi que nos llevara de vuelta al lugar donde teníamos el coche y poner punto y final a semejante locura.
No pudimos llevar a cabo la Senda de Camille, al final hicimos 55 kilómetros de 104 por lo que la historia aún no tiene un final. Después de semejante experiencia, he aprendido que la montaña y la climatología son infinitamente superior a nosotros y como tal, hay que respetarla. Ha sido duro pero he aprendido mucho para afrontar futuras aventuras. Eso si, durante un tiempo me quedaré corriendo por el asfalto.
Distancia: 19,5 km
Tiempo: 6 horas
Desnivel acumulado: 2160 metros