Maratón de Barcelona

Jordi
Atletismo
23/05/2015

Vaya por delante que deben ser cosas de la edad. Conforme me hago mayor, más me cuesta contener mis emociones. Me suele pasar sobretodo cuando veo mucha gente junta, gente consiguiendo algo a base de un esfuerzo común. Por ejemplo me emociono cuando veo actuar a los castellers, haciendo piña y consiguiendo (o no) levantar un castillo humano. O simplemente en una manifestación pacífica a favor de una buena causa. Se me hace un nudo en la garganta que dura unos segundos y luego desaparece. “Emocionamiento temporal”.
Y esta vez, sin previo aviso, me emocioné de tal forma que el nudo que se me hizo en la garganta, nudo de esos con cosquilleo en la nariz y previo a la lagrimita, duró al menos 30 segundos. Y no era para menos.

Me encontraba en la línea de salida de la Maratón de Barcelona, con las dos torres del Paseo María Cristina delante, la Plaza de España, el cronómetro de la maratón marcando 0:00:03, cientos, miles de papelitos de colores revoloteando encima de la multitud, y con Freddie Mercury y Montserrat Caballé cantando “Barcelona” a todo volumen. Todo esto, mezclado con los lógicos nervios de afrontar una carrera de 42 km y 195m…. vamos que me emocioné. Se me hizo ese nudo.

Había acudido a Barcelona la tarde anterior. Cené con Marcos, Jorge, Tony, Quique y Oscar, y me fui a dormir cargadísimo de hidratos de carbono a las 12.
Por la mañana, a eso de las 7 vi que el día iba a ser muy caluroso, y eso me ayudo a decidir mi estrategia de entre las dos que tenía en mente. Mi objetivo era completar la maratón en 3h15, lo que implica una media de 4:36 m/km. Estrategias en mente:

a) Empezar más suave, a unos 4:45 el kilómetro, y en el kilómetro 30-32 acelerar.
b) Empezar más fuerte, a unos 4:30 el kilómetro, y si pinchaba en los kilómetros finales, terminar más lento.

Me decanté por la “b”. Seguro que con el calor iba a ser difícil acelerar al final. Mejor correr fuerte con el fresquito de primera hora, y luego ya veríamos.

Superada la emoción inicial y una vez en harina me dejé llevar, a sensaciones. Me sentía bien, muy bien. Había entrenado durante cuatro meses, y eso se notaba.

Kilómetros 0-5 en 22:38.
Kilómetros 5-10 en 22:00.
Kilómetros 10-15 en 22:23.
Kilómetros 15-20 en 22:12. (media maratón en 1:34:07)
Kilómetros 20-25 en 22:04.
Kilómetros 25-30 en 22:47.

Durante este tiempo no pensaba en nada. Sólo disfrutaba de la carrera, del público animando sin parar, de la música que sonaba, del fantástico recorrido por el centro de la ciudad: Camp Nou, Sagrada Familia, Eixample, Torre Agbar… corría y disfrutaba. No me salté ni un avituallamiento. Hacía calor y había que hidratarse. Me tomé un gel a los 10, 20 y 30 km. Según lo previsto.
Pero a partir del km. 30… ah amigo... a partir del 30…Como la noche y el día.

De repente, mazazo. Piernas pesadas, cansancio, calor. Noté que mi zancada se acortaba. Tuve mi momento de duda, de pérdida de concentración, pero en seguida me dije “Sobre todo no pares!”. Ni de coña. No parar ni con la excusa de beber con más calma. Sabía que parar, o simplemente andar durante 20 segundos, significaría perder el ritmo y seguramente el objetivo de sub 3:15. No parar. Esa fue la orden que le dio mi cabeza a mis piernas. Del 38 al 40 sufrí. Había mucha gente andando, gente sentada, gente acalambrada… El calor estaba haciendo pupita. Pero yo a lo mío. No parar. No parar.

Del 40 al 42 intenté acelerar, alargar el paso. Y ya llegando a meta lo di todo. Todo lo que pude, lo que me quedaba, que a esas alturas ya era poco.

Kilómetros 30-35 en 24:34.
Kilómetros 35-40 en 25:03.
Kilómetros 40-fin en 11:05. (segunda mitad en 1:40:37)

Primeros 30 kilómetros, a unos 4'28" de media.
Últimos 12 kilómetros, a unos 5'03" de media.

Llegué bastante exhausto. No se si hubiera podido correr 100 metros más, pero no hacía falta. La maratón mide lo que mide, y la hice en el tiempo previsto: 3:14:44. ¡Prueba superada!

Una gran organización, una gran ciudad, una maratón de las grandes a nivel mundial. Un objetivo conseguido. Una muy buena compañía y un fin de semana distinto y muy reconfortante. Ahora, a por el segundo objetivo: medio Iron-man de Salou, el 8 de mayo. Toca nadar y pedalear.

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