Vaya por delante que la respuesta es "no". ¿Y la pregunta? La pregunta es una de las que se hace mucha más gente de la que nos pensamos los que corremos ultras de montaña. La pregunta es: ¿Todo ese tiempo corriendo? Pues no. No corremos todo el rato. Ni de coña. Al menos los que son de mi nivel y condición, es decir, que nos conformamos con terminar de una forma digna. Los buenos supongo que sí, que esos no paran ni para mear. Pero el resto de mortales nos lo tomamos de otra manera. Sirva la crónica de la Ultra del Sobrarbe para aclarar un poco el tema...
Esta es una de las carreras a las que me apunté a principios de año, como preparación para la Ultra del Montblanc. A dos meses de mi gran reto tocaba según mi "plan no escrito" afrontar una prueba larga. Después tocará algo de monte, una prueba no tan larga dentro de un mes (maratón de las Tucas) y en agosto a Chamonix. La Gorda.
Llegué al 25 de junio con un estado de forma algo indefinido. Después de acumular fondo en invierno y empezar a sumar desnivel en primavera, la Ultra del Sobrarbe me iba a decir como me encontraba a estas alturas del año. Se trata de una prueba de 71 km, con 4000 metros de desnivel positivo acumulado. El perfil no es de esos con toboganes rompepiernas, sino que tiene un tramo inicial bastante corrible (25 km), y después 4 subidas - bajadas de entre 600 y 1000 metros de desnivel. Carrera de las de ir con bastones y tomarse las subidas con calma. A parte de ver mi estado de forma, mi objetivo era probar lo siguiente:
- Alimentación. Una de las cosas que me suele fallar en pruebas largas es que no me planifico bien lo que como. Soy capaz de llegar a un avituallamiento con un hambre voraz, y engullir (de forma contenida porque hay gente mirando) todo lo que pillo. Mezclo chocolate, frutos secos, fruta, gominolas, agua, aquarius... y termino a la larga con problemas estomacales. Esta vez me llevé mis propias barritas energéticas hechas en casa, y algún sandwich y fui comiendo según lo tenía planificado. También comí en los avituallamientos, pero sin tanta ansia...
- Hidratación. Otro aspecto en el que suelo cagarla. Hasta ahora me llevaba pastillas efervescentes tipo isostar, para mezclar con agua y preparar isotónica. Un bidón con agua, otro con isotónica e iba bebiendo. El los avituallamientos rellenaba otra vez el bidón. Esta vez me llevé pastillas de sales minerales de las que se tragan y me fui tomando rigurosamente una cada hora, estuviera donde fuera. Un éxito. Esta vez no hubo calambres, no fue sufrí como lo hice en "las crestas del infierno".
- Ritmos. Me propuse llevar una media de 6 km/h es decir 10 minutos el km. Eso serían 12:06 horas. Cuando digo una media, quiere decir contando las paradas, corriendo las bajadas, andando las subidas... lo que viene a ser una media, vamos. No, no se corre todo el rato :-)
- Equipación. Aproveché para probar los bastones y la mochila que llevaré en Chamonix. La mochila la cargué con más cosas de las necesarias para ver como me respondían las lumbares. También fue mi primera salida larga con las zapatillas con las que tenía previsto correr en el Montblanc. No se si las usaré.
Nos juntamos varios del club. El viernes preparamos la táctica mientras nos trincábamos un par de jarras de cerveza y cenábamos hidratos de carbono + vino + gaseosa. El sábado a las 05:30 a.m. desayunamos algo en la plaza de Ainsa, y a las 06:00 emprendimos la marcha.
No voy a describir el recorrido. Os invito a leer la crónica de Oscar o de Gorka, compañeros del club que describen perfectamente el transcurso de la carrera. Yo aportaré que corrí muy a gusto, manteniendo los ritmos previstos, intentando no quedarme detrás en los tapones de gente que se formaban cuando el terreno picaba un poco hacia arriba, controlando en las bajadas y en los llanos, andando muy despacio en las subidas, parando cuando era menester... Llevé un ritmo cómodo durante toda la carrera. Desde los primeros 25 km en los que corrimos entre 5 y 10 minutos el km, hasta los últimos 9, en los que se descendía unos 1000 metros y que bajé del tirón y corriendo también a ritmos de 7 el km.
En todo momento estuve pendiente de comer, tomar sales, beber... y tengo que decir que el planteamiento dio resultado. Ninguna molestia estomacal. En ningún momento se me cerró el estómago y no tuve la sensación esa que se tiene muchas veces, en la que la cabeza te dice que tienes que comer pero el cuerpo no te deja.
En Ainsa paramos un rato más de lo normal, unos 15 - 20 minutos calculo. En el resto de avituallamientos entre 5 y 10. Y subiendo al ibón de Plan, me paré también 5 o 10 minutos para comerme un sandwich. El cuerpo me lo pedía a gritos y, educado que es uno, le hice caso.
El paisaje es espectacular. He corrido esta carrera tres veces, las tres con distinto recorrido y sin duda alguna me quedo con esta variante.
Entré en meta con 12h09m prácticamente clavando el tiempo previsto de 12h06m.
Y volviendo a la pregunta inicial, aquí están las estadísticas recogidas por mi GPS:
distancia: 71.5 Km
tiempo: 12:09:46
ascenso: 3650m
velocidad: 5.9 Km/h
ritmo: 10.1 min/km
menos de 2.4 km/h 2h20m parado, o casi
entre 2.8 y 5.6 km/h 3h40m andando
entre 5.6 y 8.4 km/h 2h46m trotando suave
entre 8.4 y 11.3 km/h 3h02m trotando
más de 11.3 km/h 0h:20m trotando rápido
en resumen, de las 12 horas, me pasé la mitad andando muy despacito en las cuestas (o parado en avituallamientos o contemplando el paisaje), y la otra mitad trotando ya sea a ritmo lento o rápido.
Como siempre, aquí os dejo unas fotos de la jornada.
la previa
todo listo
Salida. 06:00 a.m.
Ibón de Plan, con Juan
Saludando a Lorenzo, que este año no pudo correr. Pero hizo fotos. Gracias!
reponiendo fuerzas
a la jota jotaaaa....
Gorka y Quique: carrerón!
¡otra a la saca!
dos de los yayos del club
Juanito entrando en meta
Con José, el debutante, y el Gran Oscar
Jordi
Carreras de montaña
29/06/2016