Este fin de semana tocaba trabajar. Mi cóctel perfecto para estas ocasiones es combinarlo con alguna carrera compatible con mis horarios y ubicación. Después de una pequeña búsqueda (Hoy en día no hay ningún problema para encontrar opciones) di con las 2 elegidas: "V Desafío Herrerino" y "III Traschinepro Trail".
La encargada de abrir el telón se celebra la mañana del sábado en la localidad zaragozana de Herrera de los Navarros. Me encanta cuando se celebran este día. Así luego tienes todo el fin de semana para hacer lo que quieras (Esta vez, no era mi caso). ¡Organizadores del mundo, quiero más competiciones en sábado y descansar el domingo!
Había 3 distancias a elegir: 8, 14 y 26. Fiel al lema de mi club ANDANDAEH: Siempre a la más larga, me quedé con la última. En Zaragoza tenemos un gran problema para poder entrenar desnivel. Las opciones son volvernos locos subiendo y bajando por la zona de Juslibol o Valdespartera o desplazarnos en coche un largo trayecto. A mi particularmente me da mucha pereza, más si tengo que hacerlo solo, por eso me parecen ideales este tipo de carreras. A parte de competir, ver muchos amigos y pasar una gran mañana, también complementan mi entrenamiento semanal.
Una vez llegué a la zona de salida, empezamos a coincidir los mismos alocados de siempre. Todo eran felicitaciones por mis carreras anteriores. Tanto, que me veían como favorito para la que nos atañe. Yo no me sentía en esa posición pero sembraron ilusiones en mi cabecita. Las expectativas generadas hicieron que me colocase en primera linea en la salida. Arrancamos y me puse en el pelotón de cabeza.
Los primeros minutos, en continua subida, ya se encargaron de ponerme en mi sitio. El favorito Marcos López se alejaba y con él, compañeros como Héctor Gil y José. Intenté seguirlos pero la respiración se me entrecortaba. Las piernas estaban aún en modo reposo. Siempre lo digo y cada día me reafirmo más. Mi cuerpo está preparado para carreras de ultra distancia. En este tipo de competiciones tan explosivas, sufro mucho en la primera parte de la prueba. Tengo un motor que le cuesta entrar en calor pero una vez que está en funcionamiento, su durabilidad es muy amplia.
Haciendo el cabra. Fotos de Carolina GayAnalizando la situación, decidí cambiar de objetivo y disfrutar de un paisaje nuevo para mi. La primera subida, la más exigente de todas, finalizaba en la Ermita de la Sierra de la Virgen de Herrera. Según ascendíamos, el frío y la niebla se volvían más intensos. Intenté hacerla corriendo pero no fui capaz. Es curiosa la forma de actuar de los corredores. Andamos y corremos según lo que haga nuestro antecesor. En mi caso, sentía un gran alivio cuando frenaba y lo odiaba cuando volvía a arrancar.
Al llegar a la ermita, avituallamiento y descenso. Una larga pista muy inclinada. Pusimos el turbo, creía que en cualquier momento me iba a "desganguillar". Mis engranajes iban a explotar y las piernas no podían circular más rápido. Aún con todo, mis compañeros se alejaban. No me quería obsesionar. Conociéndome ya un poco, sabía que según avanzara la prueba, mis fuerzas aumentarían. De momento, tocaría correr en solitario un largo tiempo.
Esta parte coincidió con un tramo que me encantó. No me imaginaba encontrarme un paraje así. Bosques muy frondosos, correr paralelos al río, zonas con agarre de cuerdas, puentes colgantes. Todo lo que un amante del trail desea condensado en unos pocos kilómetros. Quizás fuera por la ensoñación o por el paso del tiempo pero mi cuerpo se fue entonando.
Después de salir de la parte arbolada, salimos a una zona más agreste pero acompañados de un aroma muy especial que ha estado presente durante gran parte de la carrera: El romero. No me quiero imaginar el sabor de la miel de este lugar, ya que nos cruzamos con varias colmenas. Mientras mi cerebro alimentaba mi estomago, conseguí enlazar con 2 compañeros justo al llegar al avituallamiento del kilómetro 16. Aquí ya supe que yo iba con linea ascendente y ellos no. Era mi momento. Los adelanté y apreté el ritmo esperando divisar al próximo corredor. Haciendo mis cálculos, debía rondar la sexta posición.
El duendecillo del bosque. Fotos de Carolina Gay
Al final apareció, ahí estaba Sergio de Corredores del Ebro. Nos dimos ánimos y proseguí mi remontada. Estaba seguro que iba a acabar más fuerte que muchos de mis compañeros y se cumplió. En frente, la última subida seria y ya afrontaríamos 2 kilómetros de pista hasta llegar a meta. En está parte de la carrera coincidía con los participantes de la andada. Entre aplausos y gritos de: -¡Aparta, que viene un corredor! -, puse la directa hasta volver al punto de inicio.
Una vez en meta, analizando el resultado, estoy muy contento. Se que no es mi distancia predilecta pero he sabido dosificarme y conseguir un meritorio 5 puesto. Una competición convertida en un gran entrenamiento de calidad que me ha servido para conocer una zona preciosa. Si no fuera por las sinuosas carreteras que la separan de Zaragoza, sería una zona de recreo perfecta. Dar la enhorabuena a mis compañeros que han podido subirse al cajón y a todos los que han podido disfrutar de la comida popular que la organización tenía preparada. Me ha fastidiado más no poder quedarme a la fiesta final que haberme quedado a un puesto de subir al podio. ¡Que aproveche!
Yo de momento me voy a trabajar y mentalizarme para participar mañana en la "III Traschinepro Trail". He acabado con una ampolla en la planta del pie derecho. Una traicionera piedra que por cabezoneria no he querido parar a quitármela, ha sido la culpable. Esperemos que desaparezca a lo largo de la noche.
!Va por ti PRIMO!
Tiempo: 02:27:52
Puesto: 5
Participantes: 78