Antes de nada quería empezar diciendo algo: ¡¡SOY SUB3!!. Después de varios intentos fallidos, por fin lo he conseguido y el lugar, el cual nunca se me olvidará, ha sido el XXXIX Maratón de San Sebastian. Aunque la bonita historia no empezaba de la mejor manera precisamente...
Las semanas previas a la carrera no tenía buenas sensaciones para atacar las 3 horas sobretodo por la forma en que acabé el "X Maratón de Zaragoza" y por una lesión que me tuvo parado durante 2 semanas en octubre. Pero mi percepción cambió una vez finalizada la "VIII Media Maratón de Huesca". Me sentí muy cómodo durante los 21 km, había dado "la vuelta a la tortilla" a mis pensamientos.
Me presenté en San Sebastian con Quique, compañero de ANDANDAEH, el culpable de que me inscribiera. En una de sus tantas noches de insomnio, se apuntó al maratón y buscaba pareja de aventura, ¡Como le iba a dejar solo!. Indirectamente, el tiene la culpa de que sea SUB3 así que ¡GRACIAS!.
El día de la carrera empezó de la manera más tensa posible. La organización había habilitado unos autobuses gratuitos para poder desplazarse desde diferentes puntos de la ciudad hasta la zona de salida. El nuestro salía a las 8:05 desde la zona del "Antiguo". Llegamos puntuales a la parada junto a una docena de corredores. Los minutos iban pasando y el bus no llegaba. Empezaban las primeras risas nerviosas. Al final divisamos el ansiado vehículo - buff....¡Menos mal! - resoplamos de alivio. Pero pasó de largo porque iba hasta la bandera. Las risas nerviosas se transformaron en nervios. Depositamos nuestras esperanzas en una seña que había hecho el conductor dándonos a entender que venía otro detrás. Pero esas esperanzas se desvanecieron cuando la policía nos dijo que cortaban las calles. Los nervios se transformaron en juramentos.
Eran las 8:30 y estábamos en la otra parte de la ciudad (La salida era a las 9). Algunos corredores fueron en busca de sus coches, otros de taxi. Nosotros sin coche ni dinero solo pudimos optar por una cosa....CORRER. Al final pudimos parar un bus que nos acercó hasta el Boulevard y de ahí corriendo hasta la salida. Llegamos a 10 minutos del inicio, sin tiempo para dejar la ropa de abrigo en la consigna, optamos por intentar que nos lo guardara algún establecimiento. ¡Gracias a la Pastelería Cristina por su ayuda!
Imaginaros que manera tan alocada de afrontar un maratón. Desde aquí poner un punto negativo a la organización por semejante desbarajuste a la hora de planificar el tema de los autobuses. Espero que lo solucionen para futuras ediciones.
Eran las 9 y estaba en la zona de salida. Calmé mis nervios y después de un "exigente" calentamiento, empezaba el reto. Enseguida me coloque a rebufo de la liebre de 3 horas. Los primeros kilómetros fueron realmente agobiantes. Se acumulaba mucha gente en poco espacio, con sus consiguientes codazos y tropezones. Al fin y al cabo, son 7000 personas corriendo a la vez.
Otro de los momentos más críticos era cuando se acercaba un avituallamiento. Os podéis imaginar la situación, parecía la estampida de Jumanji, gente cruzándose sin miramientos en busca de su botellín. Yo opté toda la carrera por no coger ninguno, seguir mi trayectoria y esperar que un buen samaritano compartiera su agua conmigo.
La liebre estaba haciendo un trabajo estupendo, clavaba los tiempos como si fuera un reloj. Sumado ésto al mínimo desnivel del recorrido y la perfecta climatología, hacía que los kilómetros pasaran muy cómodos.
Fijaros si estaba saliendo la carrera redonda que no empecé a sufrir hasta el 38. Pero a partir de ahí la historia cambió. Me empezaron a salir los 7 males. La respiración empezaba a ir a trompicones y la técnica de carrera pasaba a mejor vida. Mi consuelo era (O con eso me autoengañé yo) que solo quedaba bajada hasta la meta.
Apreté los dientes como nunca, deseaba tener un lazo con el que atrapar a la liebre al más puro estilo John Wayne en las películas del Oeste para que no se me escapara. Me llevaba apenas 3 metros de desventaja pero me parecían inalcanzables. Sabía que si se alejaba más, no lo iba a conseguir.
Al final, con más pundonor que fuerzas, entré en el Estadio de Anoeta junto a él. Vi a lo lejos el marcador, ponía 03:00:05. Era por encima del reto, pero no preocuparse, ese era el tiempo total. Mi marca personal fue 02.59:22. Lo había conseguido, después de 42195 km y varios intentos fallidos anteriormente, podía decir que era SUB3. Curioso, tantas horas de esfuerzo y el momento exacto en que sientes que lo has conseguido, es efímero.
Es una sensación increíble. Otro reto más, otra muesca en el cinturón. Definitivamente soy un enamorado de la distancia reina. Dar las gracias a todos mis compañeros de ANDANDAEH. Sin ellos, todos esto no sería posible. Las ganas de seguir superándote, no caer en la rutina deportiva. Buscar continuamente nuevas metas y aventuras y sobretodo, vivirlas y conseguirlas juntos. ¡Prometo invitar a la primera ronda en la cena de Navidad!
Ahora toca empezar a dar forma al 2017. ¡Salud y kilómetros a todos!
¡Va por ti PRIMO!
Tiempo: 02:59:22
Clasificación general: 351
Participantes: 2538
Tricas
Atletismo
28/11/2016