Vaya por delante que fueron dos carreras en una. Durante la primera lo pase mal. Lo pasé muy mal. Pero resurgí cual ave Fénix y entonces me sentí bien. Me sentí muy bien. Me sentí lleno de energía. Sentí el “flow”. Hubo un momento en que incluso rocé el éxtasis. Supongo que me puede sentir tan bien porque antes me había sentido muy mal. Por contraposición. Pero empecemos por el principio.
Perfil de la pruebaEl Gran Trail del Sobrarbe es una carrera por montaña que alterna dos circuitos: un año empieza y termina en Ainsa dando la vuelta a Peña Montañesa. El siguiente también empieza en Ainsa, pero termina en Plan. Este año tocaba la segunda ruta. Y allí, en Ainsa, nos plantamos el viernes por la tarde unos cuantos de Andandaeh. Resumiendo, cogimos el dorsal, nos tomamos una cerveza, cenamos pizza y a dormir. Al día siguiente a las 4:30 a.m. sonó el despertador, y a las 5:40 ya habíamos desayunado, hecho unas fotos y estábamos en el campo de fútbol listos para tomar la salida. 5:59 a.m. 3…2….1… go!
Empezamos a un ritmo suave. Nos quedaban 66 km y unos 3900 metros de desnivel positivo por delante y no era cuestión de salír con prisas. Además todo indicaba a que el día iba a ser muy caluroso, y en estos casos, mejor con calma. Ritmo suave, pero cada cual al suyo. Yo arrastraba problemas estomacales desde hacía 4 días, y lo fueron pagando mis inmediatos seguidores (si, lo siento, era yo :-)) La sensación de malestar y desgana me acompañó a lo largo de casi toda la carrera. De la primera carrera.
Los 25 kilómetros iniciales eran más o menos llanos y los completamos en algo menos de tres horas. Juan, Lorenzo, Nacho y yo. El resto iba por delante. Llegamos al avituallamiento del km 25 y cargamos agua e isotónica, comimos algo (naranjas, plátano y algún cacahuete) y encaramos la primera subida fuerte. Unos 1400 metros de desnivel hacia arriba, en unos 12 kilómetros, con una pausa a medio camino, en el Dolmen de Tella. Lorenzo se descolgó en la subida debido a problemas con sus pies. Sin embargo en las bajadas nos cazaba en un abrir y cerrar de ojos. Juan, Nacho y yo íbamos más o menos a la par. Este tramo, hasta Portiello de Tella (2090 m) nos costó tres horas, y coronamos a las 12 del mediodía. Las vistas desde ese collado son espectaculares. Y yo con mis problemas estomacales, y con ligero dolor de pies y rodilla izquierda.
Bebimos, comimos algo (en mi caso medio sandwich de nutella ya que no tenía el estómago para mucho más) e iniciamos la bajada hacia Bielsa, situada unos 7 km y 1000 m. más abajo. Esta fue la parte más dura del día. Al poco rato ya me dolían bastante más los pies, en concreto el izquierdo, y más en concreto el meñique. Un rato más y cada pisada era un suplicio y el dolor hacía que pisara mal para evitar el impacto de la bajada, con lo que se me empezó a cargar el muslo y la rodilla. Acercándome al km 42 el malestar me obligó a tener que andar durante la bajada, y plantearme si realmente podría seguir a partir de Bielsa. Se me vino el mundo abajo. Estas cosas son “todo cabeza”, pero si hay lesión, no hay cabeza que valga. Me planteé que si la cosa iba a más no tendría más remedio que abandonar. Llegamos a Bielsa una hora y media después de iniciar el descenso. Ese punto era la meta de los que decidieran retirarse en el km 42 y no terminar la ultra entera. Lorenzo, con dolores en los pies, se quedó allí. Yo me senté para decidir que hacer. A mi lado, Lucas, un corredor del grupo 7:45 con el que había coincidido en la bajada me dijo que se retiraba. Que el calor era demasiado insoportable y que no podía seguir. Me bebí dos vasos de coca-cola y me comí una barrita, haciendo un feo a los macarrones que ofrecían en ese avituallamiento. Pero es que el estómago estaba como estaba y no me apetecía comer nada. La barrita tampoco me apetecía en absoluto, pero necesitaba comer algo y eso me iba a aportar algo más que la pasta. Me la comí como puede y me saqué la zapatilla izquierda para ver con que me encontraba. Y me encontré varias ampollas, pero sobretodo una en el meñique que es la que me estaba fastidiando. Saqué un imperdible de la mochila y la pinché para sacar todo el líquido que se había acumulado. Eso ya era otra cosa. Picaba, pero seguro que no me hacía ver las estrellas a cada paso. Miré a Juan y a Nacho y les dije “-seguimos, ¿no?” Sólo 185 corredores de los 470 inscritos llegaríamos a la meta.Y aquí es donde empezó mi segunda carrera. Por algún motivo me sentí bien. Era otro.
Tocaban 1100 m hacia arriba, en 9 km. Antes de salir me puse los auriculares en previsión de que la subida se iba a hacer larga. Eran más o menos la una y media cuando empezamos a subir, con un sol de justicia. Al principio algo resguardados por la sombra de los árboles. El último tramo a pleno sol. Durante este tramo cayó otro litro y pico de líquido, entre agua e isotónica. Durante hora y media fui escuchando unos podcasts de humor y de vez en cuando me descojonaba solo. Cualquiera que me viera fliparía. Cuando llegamos a la Cruz de Guardia (2103 m) ya sólo quedaban 16 km hasta la meta. Me lancé. Corrí. El terreno era bueno para bajar, los pies apenas me dolían y ni rastro del dolor de rodilla. Los cuadriceps sólo dolían "lo lógico". Ese descenso fue una gozada. Lo hice íntegramente con Nacho, (Juan se quedó a su ritmo y nosotros al nuestro). Era feliz corriendo, y Nacho también. Y nos lo recordamos mientras corríamos. Éramos conscientes de que llevábamos 60 km y seguíamos corriendo pese al calor, pese al esfuerzo, pese a llevar más de 11 horas de carrera. Cruzamos la meta en 12 horas 38 minutos.
Para mi uno de los parajes más bonitos por los que he corrido. Satisfecho de terminar la carrera entera, siete días después de haber completado la Quebrantahuesos. Y sobretodo satisfecho de comprobar que es cierto que en una ultra puedes estar jodido del todo y resurgir de lo más profundo para sentirte fuerte y empezar de nuevo, como si la carrera empezara en ese punto y lo ocurrido hasta ese momento no contara, como si lo anterior no hubiera existido. El cuerpo es algo resistente y maravilloso, y conocerlo es imprescindible para afrontar este tipo de retos. Todo cabeza…
viernes, recogida de dorsalessábado a las 05:30 a.m.
primeros kilómetrosavituallamiento previo a la primera subida¡Selfie!ya con sol
Nacho, Juan y yo
paisajesllegando a la Cruz de Guardia (2103 m)paisajes y gente subiendola ruta, muy bien marcadamás paisajes, más corredores
algunos tramos de asfalto
en Portiello de Tiella (2090 m)
inicio de la bajada hacia Bielsa
Bielsa, apunto de empezar mi "segunda carrera"
subiendo y recuperándome
a 50 metros de la meta
¡prueba superada!
Jordi
Carreras de montaña
08/09/2015